La gracia de ser Fulbrighter

Inglés abre puertas y Fulbright también. O al menos, eso he notado desde que entré a EEUU. En Chile, sólo los círculos académicos están al tanto de lo que implica ganarse una beca Fulbright, pero acá, todo el mundo sabe y te felicita. Para mí, ser Fulbrighter ha significado ingresar a una comunidad selecta, pero sobre todo conocer personas y lugares increíbles.

Foto 1: Fulbrighters esperando el metro

Foto 2: Todos juntos, almuerzo de despedida 

Foto 3: En lo alto del Rockefeller Center, Empire State de fondo 

Tres semanas en Nueva York me bastaron para conocer la ciudad más grande de Estados Unidos, y probablemente, una de las más cosmopolitas del mundo. Pero también me ayudaron a relacionarme con gente de todas partes, tener nuevos amigos y mejorar mucho mi Inglés. Aunque nadie parece creerme, en esas tres semanas tuvimos clases todos los días y estudiamos un montón, nos llenaron de tareas y lecturas y bueno, eso se tradujo en que a mi llegada a Austin, pasé el examen de Inglés para profes ayudantes con excelentes resultados.

Foto 4: En clases. Adelante están Yukiko (Japón), Patrick (Camerún), Mohammed (Afganistán), Diego que casi no se ve (Colombia) y Aneta (Polonia). Yo estoy sacando fotos...

Foto 5: La clase de Inglés: habla y escucha. Sección de la profesora Marcia Biederman

Foto 6: Saint John's University, Queens campus 

Foto 7: flores de verano en la universidad

Ahora quisiera comentar un poco sobre la Saint John’s University, institución que nos albergó una semana en su campus de Manhattan, y dos semanas en el campus de Queens. Si bien el primero era un edificio más bien pequeño, estaba equipado con dormitorios, una cafetería confortable, auditorios y salas de clases. Pero el campus de Queens era A TODO TRAPO, hermosos prados, grandes edificios, departamentos para los estudiantes y un casino que tenía DE TODO, incluyendo pizzas y helados. Nunca entendí bien cómo funcionaba eso en periodos normales, ya que nosotros estuvimos en un programa de verano donde nos daban todo (tres comidas diarias, porciones ilimitadas), pero lo disfruté un montón.

Fotos 8 y 9: Saint John's University, Queens campus  

Foto 10: estadio de la universidad

Foto 11: edificios de dormitorios estudiantiles 

Foto 12: Ola (Irak), Fatma (Túnez) y yo, rumbo a clases 

Foto 13: La Biblioteca 

Foto 14: lugares para estudiar 

Entre las actividades que más me gustaron (y que se hacían en la tarde, después de clases) se encuentra lo que ellos llaman Academic Service Learning, y que viene a ser algo como servicio a la comunidad. Al ser una universidad católica, se preocupa de que sus estudiantes estén constantemente conectados con la pobreza y las dificultades humanas, a fin de sacarlos un poco de la burbuja universitaria. Esto también lo aplicaron con los Fulbrigthers, y a todos nos mandaron una tarde entera  a hacer servicio a la comunidad.

Foto 15: interior de la capilla (no olvidar que es universidad católica) 

Foto 16: Saint John's Baptist (¿necesito traducir?)

Foto 17: ardilla en primer plano

Foto 18: hermosos edificios...

De manera totalmente aleatoria, a mí me pusieron en el mismo grupo con mis amigos Naseer, Kiyas y Fatma. Nos llevó Daniel, un estudiante de postgrado de la Sain’t Johns que era parte de los cuatro estudiantes que guiaban nuestro programa. Fuimos a un lugar donde se sirve comida para la gente sin casa, pero al estar ahí nos dimos cuenta de que va de todo, desde mendigos hasta oficinistas. La lógica es servir tres comidas diarias y una colación en la noche, pero nosotros fuimos en la tarde, a la hora de la cena. Fatma y Daniel servían la comida, Naseer el jugo, Kiyas el pan y yo los postres. Nos pusieron unos delantales plásticos y guantes, y durante tres horas estuvimos sirviendo comida a gente educada, la mayoría con pinta de clase media, algunos con terno, otros con buzo, pero la mayoría negros o latinos (aunque también llegaron rubios de ojos azules; a esos les serví dos postres… jajajaja, mentira).

Foto 19: En el servicio a la comunidad: Kiyas (Turkmenistán), Daniel (NY), Magda, Fatma y Naseer (Afganistán)

Foto 20: con Daniel en actividades menos académicas... Olena y Olenka, ambas de Ucrania

Pregunto qué pasa con esta gente que no tiene apariencia de persona desposeída. Me dicen que vivir en Nueva York es extremadamente caro, que el salario promedio no siempre alcanza para cubrir todas las necesidades básicas (vivienda, alimento, salud, educación…). De hecho, me dicen que la cobertura de salud en USA es extremadamente cara (como mínimo 1.200 dólares al año, unos 600 mil pesos) y que no se puede vivir en el país sin tener seguro médico, onda que no te dan trabajo o no te permiten entrar a la universidad; cosas así. Entonces, dado ese escenario, mucha gente opta por destinar sus ingresos a pagar arriendo y salud, y se va a almorzar o cenar a estos comedores de caridad. Chanfles…

Foto 21: Cafetería de la universidad, campus Manhattan

Foto 22: con Patrick y Luna (Palestina) 

Foto 23: A las afueras del edificio de Naciones Unidas

Y bueno, otra de las cosas que recuerdo con cariño fue la clase de Comunicación oral: habla y escucha, donde mejoré mucho mi fluidez al conversar. La última clase se realizó un debate para el cual nos preparamos mucho, con tres temas donde se enfrentaban dos equipos, uno a favor y el otro en contra. A mí me tocó con Le, mi amigo de Vietnam, con el cual nos hicimos amigos precisamente producto del tiempo que dedicamos preparándonos para el debate. Le es un hombre de pocas palabras, pero tal vez esto tenga que ver con su cultura, más que con su propia personalidad. “Yo hablo poco, pero observo mucho”, me dijo un día. Y desde entonces siento que debería llevarlo a Chile y presentárselo a mi amiga Marité (shooooo, que mala onda, jajaja… TE AMO AMIGA!)

Foto 24: Olenka de Ucrania, mi colega periodista y opositora en el debate

Foto 25: mi partner Le

Foto 26: debatiendo con pasión...

Foto 27: post debate, con Patrick (que también ganó su round) y mi querido Le

Demás está decir que trabajé como china (y Le como vietnamita, que debe ser parecido) y el día del debate me pegué el medio speech. Ganamos, y más que el “triunfo” sobre el equipo oponente, fue mi propio triunfo de pararme en el podio frente a otros Fulbrighters, todos brillantes, todos preparados, y convencerlos de algo en lo que yo realmente no creo, pero que defendí con ahínco y convicción. Después de tres semanas, sin duda alguna I love New York.

Foto 28: último día. Aneta y Elrica (Haití)

Foto 29: Con Luna y Fatma 

Foto 30: I just love NY