Qué ganas de tener más tiempo. Qué ganas de que duren más
horas los días, y qué ganas de tener más fuerzas para no cansarme nunca, porque
pucha que hay cosas que hacer… y no lo digo en tono de queja; no estoy
reclamando que estoy chata y que voy atrasada en todos los trabajos que me
quedan para el semestre; más bien estoy agradeciendo la cantidad inmensa de
cosas nuevas para aprender, y lo mucho que no alcanzo a asimilar simplemente
porque nos falta el tiempo. Bien dicen que “el tiempo es oro”, aunque suene
cliché.
La semana pasada fui a Tampa, ciudad del estado de Florida,
a presentar un paper que me aceptaron a principios de febrero (ya lo conté antes aquí). Aunque traté de entusiasmar a Pedrín para que fuera conmigo al
Congreso, tuve que aceptar que tener tres pruebas en un mismo día era motivo
suficiente para no querer pasar un fin de semana en Florida, así que dejé de
presionarlo. Pero reconozco que lo habríamos pasado de lujo, y eso que ni
siquiera alcancé a ir a las playas.
El congreso en sí es una reunión regional de la Asociación para
la Educación del Periodismo y Comunicación de Masas (AEJMC, en su sigla en
inglés) que se reúne a nivel nacional, pero que dentro del año hace
conferencias más pequeñas a nivel regional. Una de estas reuniones se realizó en Tampa,
específicamente en la University of South Florida, y congregó estudiantes y
profesores de diversas universidades del sureste del país. Yo fui a presentar
un paper que escribimos mi colega Lorenzo Parra y yo, que en ese tiempo era mi
alumno en la Universidad San Sebastián y que resultó ser un estupendo
investigador. El paper es sobre el
terremoto de 2010 y la cobertura periodística que hicieron los medios de
Concepción (acá las diapositivas que presenté en congreso).
Foto 1: University of South Florida
Foto 2: Marshal Student Center
Foto 3: el Hotel del congreso (The Embassy Suites)
Foto 4: la biblioteca
Foto 5: Memorial de Martin Luther King
La presentación en sí estuvo super bien, a los asistentes
les gustó nuestro trabajo (distinto a todo lo que se estaba presentando, hay que destacar), no me
puse nerviosa, no se me cayó el inglés y las fotos de la presentación atrajeron
la atención de todo mundo. Lo que me gustó de este congreso es que cada mesa de
trabajo tiene un “discussant” que normalmente es un profesor, el cual tiene
como pega leer acabadamente tu trabajo con antelación y comentarlo al final de
las presentaciones, destacando las cosas positivas y haciéndote notar lo que
está débil y cómo mejorarlo. Me dieron un feedback muy positivo y ya tengo
claro qué hacer para enchular nuestro paper y tal vez publicarlo en alguna
revista gringa, lo que no estaría nada mal. (acá el programa del congreso; nosotros estamos en la pág 10; la USS sale mencionada en la pág 23 y es la única institución extranjera participando... quién diría).
Foto 6: la presentación in situ
Foto 7: cena y presentación de Chris Martin, presidenta de la Fundación Poynter
Después del congreso aproveché de recorrer la ciudad y los
lugares turísticos que tiene. Como andaba sola (ya que la mayoría de los
amiguis que hice en el congreso se fueron cuando terminó, no como yo que me
quedé un día extra, ja!), decidí no ir a la playa porque quedaba bastante lejos
y hacía frío, así que caché los buses y me fui al downtown (centro de la
ciudad) a recorrer. Caminé y caminé y caminé, así que saqué fotos bacanes, pero
claro, casi no salgo en ninguna.
Fotos 8, 9 y 10: Fiesta de la cerveza en Ybor City, Tampa
"Si está bebiendo para olvidar, por favor pague por adelantado"
Foto 11: calles de Ybor City, centro de Tampa
Foto 12: para circular por el centro se puede tomar este tranvía
Foto 13: vale 2,5 dólares el viaje (poco más de mil pesos chilensis)
Foto 14: Puerto de Tampa (ni comparable con nuestro querido Valparaíso)
Foto 15: había un crucero tan grande, tan grande... que no cabía en la foto
Foto 16: le pedí a un señor que me sacara una foto donde se viera el barco. Hizo lo que pudo...
Foto 17: cuando se fue del puerto le saqué otra foto... pero tampoco cupo
Fotos 18-23: , paseo por Riverwalk, ciudad de Tampa
Una de las atracciones turísticas más interesantes de Tampa
es el Acuario, que alberga cientos de especies marinas, aves acuáticas y
anfibios. Tiene una serie de acuarios al aire libre, donde uno puede ver los
peces desde arriba o bien a través de los vidrios. Los acuarios están en un
entorno natural donde garzas, patos silvestres y otros pajaritos andan sueltos o
nadando en lagunitas artificiales. Destaco acá los acuarios con cocodrilos y el
acuario de las nutrias.
Foto 24: entrada a The Florida Aquarium
Foto 25: pajaritos marinos ultra dóciles
Foto 26: "Por favor no meta las manos al agua, los animales cagan ahí..." LITERAL
VIDEO: el acuario de los cocodrilos
Video: el acuario de las nutrias
En su interior hay acuarios más pequeños donde hay otras
especies, tales como caballitos de mar, manta rayas, caracoles, una especie de
lombrices que están como de pie (rarísimo) y peces, infinitos peces. Y en el
acuario mayor conviven tortugas, peces de gran tamaño y ellos, los reyes del lugar:
los tiburones. A primera vista se ven amenazadores con sus colmillos al aire y
su cara de malas pulgas, pero después de observarlos un rato, se puede apreciar
el delicado equilibrio entre todos esos seres vivos, que conviven pacíficamente
entre sí y que se mueven a través del agua como en cámara lenta. Vean por favor
cómo se mueve la tortuguita en este video, es una bailarina:
VIDEO: tiburones en acuario principal
Foto 27: las lombrices de pie
VIDEO: la tortuga bailarina
VIDEO: tiburones en acuario principal
Foto 27: las lombrices de pie
Foto 28: lo mejor está detrás de mí, obvio...
Foto 29: el tiburoooooon...
El acuario me causó sentimientos encontrados. Por una parte,
se agradece el tremendo despliegue humano y tecnológico para mantener a flote
(literalmente) todo ese aparataje, que nos permite apreciar de cerca las
maravillas marinas que de otra manera, no podríamos conocer. Pero al mismo
tiempo, me da pena pensar en esos animales, que por muy bien cuidados que
estén, están en cautiverio. Puedo imaginar esos cocodrilos que nunca podrán
disfrutar de la textura real del pantano, o del sabor de los huevos robados de
alguna tortuga, o simplemente el calor del sol mientras descansan panza arriba
en alguna piedra. O esos pececitos en cardumen, dando infinitas vueltas al
interior del acuario, con la coordinación de un equipo de remo, todos al mismo
tiempo y con igual velocidad. ¿Sería distinta su vida? ¿Sufrirán, o simplemente
no se dan cuenta de que son prisioneros, ya que nunca han sido libres? ¿Cómo fue
que, como raza humana, nos tomamos el derecho de encerrar animales sólo con el
egoísta fin de disfrutar viéndolos tras las jaulas/vidrios?
Fotos 30 y 31: peces observando a humanos, distintas razas
Esta semana estoy en Washington DC, porque estamos en el
Spring Break (vacaciones de primavera) y la Fulbright organizó una serie de
seminarios para sus pupilos, entre los cuales a mí me tocó venir a éste de la
capital city. Soy una afortunada, porque en esta ciudad viven cuatro de los
Fulbrighters que estuvimos juntos en el pre academic de Nueva York, y porque
además mi amigaza Fatma Masmoudi también fue seleccionada para asistir a este
seminario, así que nos hemos reunido de nuevo. Próxima semana se viene el post
de Washington DC, no se lo pierda!