La semana pasada, un profesor de Princeton posteó su “currículo de fracasos”, un listado de todas las cosas que en algún momento quiso lograr y no pudo: una beca, un proyecto, un trabajo. Su idea fue mostrar que detrás de un CV exitoso se esconden múltiples experiencias de ensayo-error, las cuales son igualmente importantes para alcanzar dicho éxito.
Por supuesto, cada vez que escribimos nuestro CV nos preocupamos de destacar aquello que nos beneficia, la prueba incontestable de que tenemos las herramientas y el talento para desarrollar una determinada tarea. Por ende, el CV sólo refleja aspectos positivos, ya que nadie querría destacar lo negativo, entendido como aquello que no pudo llevarse a cabo. He aquí una versión resumida del “currículo de fracasos” de Johannes Haushofer, profesor de psicología en la Universidad de Princeton:
Para los que no leen inglés, procedo a continuación a traducir (primitivamente) lo que escribió el profesor:
Carreras/Programas académicos en los que no fui aceptado
2008: Doctorado en Economía, Escuela de Economía de Estocolmo
2003: Postgrado en Medicina, Universidad de Cambridge
Postgrado en Medicina en UCL
Doctorado en Psicología, Universidad de Harvard
Doctorado en Neurociencia y Psicología, Universidad de Stanford
1999: Relaciones Internacionales, Escuela de Economía de Londres
Trabajos docentes que no obtuve
2014: Profesor en Harvard
Profesor en UC Berkeley
Profesor en MIT
(Esta lista se reduce a las instituciones que me invitaron a una entrevista, sin incluir aquéllas donde postulé y no me llamaron)
Premios y becas que no recibí
2011: Premio doctoral de Estudios Internacionales, Red Suiza
2010: Premio de la Sociedad de Investigadores de Harvard
Beca de la Sociedad de la Ciencia
Beca de investigación, Universidad de Zurich
Éste viene a ser el anti-CV: un registro de todos los intentos no logrados en la carrera de un investigador. En una semana, el CV de fracasos ha tenido una gran difusión en las redes sociales; ha sido tuiteado y retuiteado cientos de veces, y hasta hizo noticia en algunos medios de comunicación. El profesor ha dicho que este CV es su “meta-fracaso”: alcanzó más notoriedad que su propio trabajo académico. No obstante, Haushofer cumplió su objetivo de entregar “perspectiva” sobre el éxito, e inspirar a otros a enfrentar sus frustraciones.
Foto que tomé cuando estuve en la Universidad de Princeton. No viene al caso, pero igual
He estado pensando mucho en el CV de los fracasos estos días. De cómo nuestra vida completa es un gran CV en constante actualización, donde publicamos nuestros éxitos y cuidamos de que los llamados fracasos no queden documentados. Con orgullo publicamos en Facebook un ascenso laboral, una beca, un paper publicado. Nadie comenta acerca de los papers rechazados con comentarios demoledores, ni sube fotos del examen donde el niño se sacó un rojo. Subimos las fotos más halagadoras, y nos desetiquetamos de aquéllas donde se nos ve un rollo. De tanto exaltar “el éxito”, se nos olvida que los errores cometidos entregan un aprendizaje mucho más sólido. “Echando a perder se aprende”, dice el adagio, pero no hablamos de lo que echamos a perder, y lo que aprendimos de ello.
La última vez que actualicé este blog fue en agosto del año pasado. La conclusión más simple es que, después de casi cuatro años viviendo en USA, ya casi nada me llama la atención, o no me inspira escribir un post. FALSO. Me sigo impresionando como si hubiese llegado ayer. Una segunda explicación es que como estoy tan ocupada con el doctorado, no tengo mucho que contar. IGUALMENTE FALSO. En estos más de nueve meses me han pasado infinitas cosas, tantas que tal vez jamás pueda documentarlas todas en este espacio, como solía hacer cuando recién llegue a Austin. Una tercera explicación es que simplemente no tengo tiempo para escribir, y por eso he dejado pasar tantos meses sin postear. Algo de cierto hay en esto, aunque dicen que “querer es poder” – si hubiese querido, habría encontrado la forma de hacerme el tiempo.
En marzo estuve en Austria e Italia y todavía no entrego detalles de ese viaje.
Aquí está Magda 2007 en Venecia
Y acá Magda 2016 con Pellín, mismo lugar
La verdad es que no he escrito porque entre las cosas que me han pasado, estoy construyendo un CV de fracasos y éxitos que es difícil de asimilar. De mis cuatro años aquí, éste ha sido sin duda el más complejo, lleno de decisiones sobre qué voy a hacer con mi vida a futuro. Y es gracioso, porque recién hoy hice un test de personalidad donde me salió que no planifico a largo plazo – soy una persona que disfruta de los placeres inmediatos y lo que venga después, bueno, se verá después. Y cuando me veo abrumada por mi propia falta de planificación (producto de siempre dejar todo para última hora), le pido ayuda a mi extenso círculo de amigos que se encargará de ayudarme en lo que sea. Por eso no me estresa irme de viaje a Europa sin itinerario fijo, ni pensar en que a fin de mes hay que entregar un paper que no he empezado, o que tengo que renovar la visa. El test también dice que tengo poca tolerancia a las críticas y que me las tomo pésimo. Cuánta verdad.
Yo sé que muchos ya lo saben, pero no lo he comentado públicamente: desde el 1 de septiembre comenzaré a trabajar como docente en la Escuela de Periodismo de Texas Tech University, ubicada en Lubbock. Obtener esta pega fue un proceso muy desgastante. En post antiguos conté una vez como era el proceso de postular a una pega académica en universidades estadounidenses: primero se manda la postulación online (carta de presentación, cartas de recomendación, CV, evaluaciones de los alumnos, publicaciones, etc.). Si la postulación pasa esta etapa, viene una entrevista por Skype, donde un comité académico te hace preguntas para determinar qué tan idónea eres para el cargo. Después de esta entrevista viene la etapa final: la universidad te invita a conocer el campus, te paga el avión, el hotel, te lleva a cenar y te trata como reina. A cambio, tienes que dar una clase para los alumnos, una presentación para los profes, y muchas, muchas entrevistas: con el decano de la facultad, con el director de la escuela, con el jefe de X y con el coordinador de Y. Si después de esto deciden que eres la mejor candidata para el puesto, te extienden una oferta de trabajo y te dan algunos días para pensarlo.
Campus de Texas Tech. Photo by Texas Tech University System
Tuve la suerte de llegar a la etapa final en tres universidades, por lo cual conocí tres campus y chorrientas mil personas. Dos de estas universidades me ofrecieron trabajo, así que pude negociar un mejor contrato. Ahora estoy en una carrera contra el tiempo, escribiendo mi tesis doctoral para graduarme en agosto y comenzar a trabajar en septiembre. Desde ya les digo que no habrá foto de graduación gringa tirando el birrete al cielo, porque para eso hay que terminar en mayo y yo ya no alcancé (de hecho, si logro terminar en agosto lo consideraré un milagro de San Sebastián y le avisaré al Papa Francisco). Así que tendrán que esperarse hasta el próximo año en mayo para verme vestida con el traje de Cristóbal Colon.
No me verán así sino hasta un año más
Pero a propósito del CV de fracasos, tal vez sea bueno contar que hubo muchas universidades que no me llamaron, y que de hecho, en un principio nadie me llamaba y me pasé mil rollos pensando que nadie me llamaría jamás. Si construyera un CV como el del profesor de Princeton, mi sección de “Pegas que no obtuve” tendría un montón de instituciones en la lista. Lo otro importante es que postulé a esas pegas al mismo tiempo que estaba estudiando para mis exámenes de candidatura. En consecuencia, no alcancé a leer todo lo que debía, no pude hacer los resúmenes que pensé que iba a hacer, y agendé mis exámenes en la última semana que podía tomarlos, por lo cual no pude cambiar la fecha cuando una de las universidades me extendió la invitación al campus. Entonces, tomé mi primer examen un martes a las 11 del día (cuatro horas, terminé a las 15), luego de lo cual tuve que correr al aeropuerto para tomar el avión y llegar a esta ciudad muy lejos de Austin, donde al día siguiente (miércoles) tuve que enseñar la clase, hacer la presentación, tener las entrevistas, etc. Volví a Austin el jueves, y el viernes tuve mi segundo examen. Y luego el lunes el tercero, y el miércoles el cuarto. Cuatro exámenes de cuatro horas cada uno, donde se escriben en promedio 12-15 páginas por examen. Se recomienda no tomarlos uno tras otro, y ciertamente, se recomienda no viajar a una entrevista de trabajo entremedio, a fin de no aumentar los niveles de estrés ya de por sí altos. Pero ahí estaba yo, combinando los dos procesos más desgastantes de toda mi experiencia doctoral en una misma semana.
Todos los libros que entraban en el examen
Con mi comité de tesis, inmediatamente después de pasar los exámenes de candidatura
No sé cuándo vuelva a escribir otro post, aunque me encantaría contar del viaje a Europa que hicimos con Pedro y mi suegra en marzo pasado. También me gustaría dedicarle un post muy largo a Donald Trump y a todo el proceso eleccionario que se ha vivido en USA estos meses. Y más aún, me gustaría escribir sobre el entusiasmo que me invade cuando pienso en mi pega nueva en septiembre, y la profunda pena que me da dejar mi casa en Austin y los amigos que he hecho aquí. Ya estamos planificando las fiestas de despedida y sabemos que este proceso se acaba inexorablemente.
Pero no sé cuando vuelva a escribir, porque los planes a largo plazo simplemente no van conmigo. Me dejo llevar por el flow, y hasta ahora me ha resultado bien. We’ll see.
Buen post! Inspirador jehehe. Yo he logrado como un decimo de lo que tu has logrado este ultimo año y he escrito un puro post.
ResponderEliminarFelicitaciones por la pega que conseguiste. Doy fe que es un merito enorme. Eres lo más.
Gracias Sebita, pero tu has hecho un monton tanto este año como en los anteriores. Nadie trabaja mas q tu.
ResponderEliminarY yo todavia no leo tu ultimo post. Soy lo peor =( Voy para Batig ahora mismo!