viernes, 25 de abril de 2014

Dos semanas para terminar, dos años para pensar

Hoy es viernes, por fin! Una semana más y se acaban las clases. Luego, otra semana más para exámenes y/o trabajos finales, y se acaba el semestre. Y con ello, se acaba mi segundo año de doctorado, así como si nada. Se acaba también el master de Pedro, con lo cual se cumple la primera etapa de nuestra estadía aquí. Dentro de poco llegará mi papá y la familia de Pedro para asistir a la ceremonia de graduación, conocer por fin esos rincones de Austin que sólo han visto por fotos, y viajar por las principales ciudades de Estados Unidos. Parece un sueño, pero la verdad es que todos esos pasajes de avión comprados, y esas reservas de hotel que tengo en mi correo, me recuerdan que no estoy soñando y que dentro de poco disfrutaremos el haber cumplido nuestra primera meta.

Pedro el día en que fuimos a comprar la ropa de graduación (Regalia le llaman acá). No se aguantó las ganas de probársela y tomarse una foto afuera de nuestra casa


La Oficina de Estudiantes Internacionales de la universidad ha preparado una recepción para todos los estudiantes becados que estudiamos en la UT. Resulta que cuando recién llegué me hice super amigui de la Directora Asistente de esta oficina, una gringa simpatiquísima que tiene más o menos mi edad. El otro día me escribió para pedirme que hable en esta ceremonia y cuente, en cinco minutos, cómo ha sido mi experiencia en estos dos años. También van a tener a alguien que viene llegando, y alguien que se está yendo, para retratar todas las perspectivas. La verdad es que es super difícil resumir en cinco minutos las experiencias vividas hasta ahora, pero me pareció una excelente oportunidad para transmitir, aunque sea en parte, las cosas buenas que me han pasado. Además que el ejercicio de recordar las cosas que me llamaron la atención cuando recién llegué ha sido muy interesante, a ratos enternecedor. Aprovecharé que estoy con toda la inspiración para contar aquí algunas cosas que no conté en su momento y que ya después se me hicieron cotidianas.

Pedro es y será siempre mi mejor modelo para el blog. Así se ve a días de graduarse <3


Por ejemplo, el lema de “everything is bigger in Texas” (todo es más grande en Texas). Se supone que Texas es el estado más grande del país, aunque no es tan así, porque en términos de población California es más grande, y en términos geográficos, Alaska es más grande. Pero aún así los tejanos se sientes grandes (o más grandes). Esto se hace super evidente en la comida, los platos son enormes! Porciones gigantes, generalmente acompañadas de papas fritas, arroz graneado o porotos negros (el estilo ‘Tex-Mex’ que se come aquí, fruto de la influencia mexicana). Generalmente la bebida es con re-fill, y en los restaurantes esto raya en lo cómico, porque si vas en la mitad de tu vaso inmediatamente llega la mesera con uno nuevo. Al principio uno queda como “eh, yo no pedí otra más”, pero después uno se da cuenta de que la bebida es con relleno infinito, tanto así que no esperan que se te acabe para traerte otra. Me recuerda el comercial del Canal del Fútbol, “que no caiga, que no toque el suelo”, es como que no quisieran que veas el fondo del vaso en ningún momento.

Cacha la bebía... 

Burritos rellenos con papas fritas (super sano)

Una pieza de pan en el Supermercado Fiesta


Lo otro que es super importante y ya no me llama la atención, es que la universidad tiene su propia flota de buses que acarrea gratis a los estudiantes desde y hacia el campus, considerando diversos puntos de la ciudad. Pero si algún ciudadano común y silvestre quiere hacer uso de estos buses, es gratis también. O sea, si alguien vive cerca de la U y quiere tomar el bus para llegar al centro, puede hacerlo sin problemas, sin nadie que le pinte el mono por no ser estudiante y sin necesidad de mostrar ningún carné. Los estudiantes tenemos otra regalía además: podemos usar los buses normales del transporte público mostrando la credencial universitaria y sin pagar ni uno. Ahora bien, considerando que el arancel de la U es desproporcionadamente alto, tiene sentido pensar que ya te cobraron todos los viajes en bus que podrías hacer en el año, y por eso puedes andar libremente en los buses con la ilusión de no estar pagando. Pero para los que no tenemos auto y pagamos la U con becas, esto es una verdadera bendición.

Nótese la cabecita del toro en el extremo superior del bus...


Otra cosa interesante que nunca comenté son las tarjetas del banco. De partida, uno puede tener VISA sin necesidad de tener crédito, porque funciona como débito. La gracia está en que muchas tiendas sólo aceptan tarjetas VISA y la gente como yo, que no soporta las deudas, puede pagar con su tarjeta débito como quien paga con Redcompra en Chile. Eso sí, acá la gente es ultra confiada y honesta al mismo tiempo. Uno entrega la tarjeta a ojos cerrados, el mesero se la lleva, la pasa por la maquinita y vuelve a la mesa con la boleta para que uno la firme. Al principio yo no podía creerlo, en Chile JAMÁS dejaría que alguien se fuera con mi tarjeta, pensaría que me la van a clonar o que la van a ocupar para comprar mil cosas por internet o algo por el estilo. Pero acá eso es lo que se acostumbra y los bancos responden si alguien se pasa de listo con la tarjeta. Ahora bien, los precios de las cosas JAMÁS incluyen el impuesto, así que uno nunca sabe bien cuánto es el total de lo que está comprando hasta que llega a la caja y trata de pagar. ¿Por qué hacen eso? ¿No sería más fácil sumarle el impuesto a todo desde un principio, cosa de que el cliente pueda calcular con claridad si es que le alcanza la plata o no? Al principio siempre alegaba por esto, pero supongo que ya me acostumbré.

Wafles para el desayuno

Hamburguesas para el almuerzo

Langostas para la cena

Postre de pancakes...


Una ensaladita...
("¿Usted se come la comida, o le saca fotos?" #42PreguntasDelCenso)



Más cosas nuevas: cruzar la calle en un lugar que no sea la esquina es UN DELITO, lo mismo que cruzar en la esquina sin esperar el verde para el peatón. Hubo una tremenda polémica hace unos meses porque la policía se llevó detenida a una estudiante por cruzar a mitad de la calle. Y yo siempre lo hago, porque no hay forma de cambiar eso de mí; en San Carlos cruzamos donde nos da la gana oiga. Lo que sí he cambiado casi al 100% es la forma de saludar: cuando llegué aquí le daba besos a todo el mundo, ahora ya me acostumbré al apretón de manos cuando me presentan a alguien, y cero contacto corporal con aquéllos que ya conozco, salvo que sean chilenos (ahí nos comportamos normales) o algún gringo o estudiante internacional con el cual hay un real lazo de amistad. En mi caso, ellos ya saben que el abrazo y beso de saludo y despedida es importante para mí, entre tanto gringo que le hace el quite al saludo con toqueteo/besuqueo. 

Shannon (USA) y Rachel (Brasil). Estas cabras son mis super amigas y las besuqueo como quiero


Ahora, pasando a los sucesos serios, hay otras cosas que he aprendido y que antes no tenía idea. La comunidad académica en este país es altamente selectiva y competitiva. Una vez que alguien empieza el proceso de tesis doctoral, tiene que salir inmediatamente al mercado, someterse a exhaustivos procesos de postulación y rezar para encontrar trabajo en alguna universidad. El escenario ideal es tener una oferta de pega antes de terminar la tesis, cosa que al momento de graduarse ya esté el puesto asegurado. No todos lo logran, y los que terminan el doctorado sin tener lista una pega son silenciosamente reprobados por la sociedad (nosotros mismos). Los parámetros son altísimos, y puedo hablar con conocimiento de causa porque este semestre fui parte de un comité de búsqueda en representación de los estudiantes (ese nivel poh loco). Me tocó revisar currículos tanto de candidatos a doctor, como de profesores asistentes que buscan insertarse en una universidad top one en investigación como es mi querida UT. El comité se fijó en mil cosas, partiendo por las publicaciones: cuántas en total, cuántas por año, y en qué revistas. Qué cursos podría enseñar, cuántos premios y proyectos se ha ganado, en cuántos comités de revistas participa, si es revisor o no, y un largo etcétera. Si el comité se interesa por un postulante, se concerta una entrevista telefónica por Skype, para verse las caras. Después, entre todos los skypeados, se escoge un candidato (o dos, dependiendo del presupuesto) para traerlo a la universidad a una entrevista en persona. Se le paga el avión y el hotel y se le agendan mil reuniones: con el decano, con el director de la escuela, con los profesores y con los estudiantes de postgrado. Sumado a esto, tiene que hacer una clase para los chiquillos del pregrado (la cual es abierta a quien quiera ir a sapear) y una presentación sobre las investigaciones que está desarrollando. Sin querer, me imaginé a mí misma en este proceso, escribiendo el currículo más vendedor, la carta más ganadora y la entrevista más carismática. Y me dolió la guata de inmediato.

Una vez que el candidato tiene la suerte de ser el escogido y se suma a la planta académica como profesor asistente, tienen que pasar seis años para que se convierta en profesor asociado (lo que aquí se conoce como “getting tenure”). En esos seis años tiene que sacarse la cresta y media en términos docentes e investigativos. Tiene que enseñar las clases que le pidan y tiene que conquistar a sus estudiantes, porque la evaluación docente tiene un peso real aquí. Tiene que participar en cuanto comité lo requiera y ser profesor guía de tesis de múltiples masters/doctorandos. Tiene que mandar papers a las principales conferencias y obtener algún premio de vez en cuando; tiene que sacar al menos dos publicaciones al año en revistas bacanes, y tener un libro publicado (o en imprenta) al momento de presentar sus papeles para ascender a profesor asociado. Al mismo tiempo que postula a este ascenso, se recomienda encarecidamente que mande CV a otras universidades, porque si no lo ascienden, le dan la patá en la raja de una. Para que usted me entienda: no hay posibilidades de postular de nuevo si no lo ascienden. Si la planta académica decide que el profesor, en estos seis años, no cumplió con lo esperado, se tiene que ir no más. No hay segundas oportunidades, y le dan un año para que busque otra pega. Éste debe ser el peor año de un profesor creo yo, porque todo el mundo sabe que se va, y cuando busca pega todos sus potenciales empleadores saben que su universidad lo despidió. Por eso se recomienda buscar pega un año antes, porque así se puede tener una carta bajo la manga en caso de que no resulte el ascenso.

Esto es lo que le pasó a mi profe guía, un español simpatiquísimo y super inteligente que el año pasado, cuando empezó con este proceso, mandó CV para universidades europeas y al final lo llamaron de todas partes. La UT obviamente lo ascendió (siempre supimos que así sería) pero la Universidad de Viena le hizo una oferta que no pudo rechazar. Así es que muy pronto se va, con familia y perro, a vivir a Austria a comenzar una nueva aventura. Ahora que ya todo el mundo sabe puedo confesar que me invitó a irme a Viena como su alumna, con todo pagado y hasta con beca de estudio para Pedro, pero no me dio el cuero. Me ha costado tanto lograr todo lo que tengo aquí, que dejarlo a medias para empezar de cero allá… no, no podría. Así que ahora tendré dos profes guías, uno a distancia y otro presencial. Desde mi punto de vista, casi que salí ganando.

Con mis compañeritos del Digital Media Research Program. A mi lado mi querido profe guía, Homero Gil de Zúñiga. En el otro extremo, con corbata, mi futuro co-guía, Tom Johnson


Y antes de que se me vaya la onda, sólo para terminar de relatar este proceso: una vez que el profe se convierte en asociado, tienen que pasar cuatro años (aprox.) para que se convierta en titular. Sin embargo, esto es opcional; hay profes que se quedan eternamente de asociados. Hay otros que postulan una y otra vez y no ascienden, porque en esta etapa, si no ascienden se quedan donde mismo, no los despiden. Me pregunto si vale la pena tanto esfuerzo, y si realmente querría someterme a todo esto. Cuando la gente me pregunta si volveré a Chile o me quedaré acá, siempre digo que volveré a mi país, pero hay momentos en que tengo dudas. Acá la investigación en mi área está super desarrollada y la meritocracia es real. Pero por otra parte, ascender y destacarse significa dedicarle un gran porcentaje de tu vida al trabajo, y descuidar en parte a la familia, el tiempo libre y la procrastinación. No sé, realmente. 

Pero me quedan dos años para averiguarlo.